«Esta mesa es un fiel reflejo de lo que se puede hacer en coproducción». Con esas palabras, Fidela Navarro, CEO de Dopamine, quiso resumir las múltiples formas que puede adoptar el modelo de coproducir una serie de ficción en los tiempos que corren.
Es que Fidela estaba rodeada de Alfonso Blanco, de Portocabo; Laura Miñarro, de Buendía Estudios; y Manuel Martí, de Fremantle. Todos con una larga experiencia en el negocio de sacar adelante proyectos con otros socios, aunque cada uno de diferentes modos.
«Para que sea una coproducción debe haber más de un productor, y que todos sean copropietarios de la obra. Si es una participación financiera que garantiza la distribución a través de un contrato de preventa, no es coproducción», especificó Laura Miñarro.
Alfonso Blanco, cuya productora Portocabo ha sido precursora en impulsar la coproducción internacional como modelo para sus series originales, habló de su experiencia: «Queríamos que en España ocurriera como en el resto de Europa, que convivieran dos modelos: que las cadenas te encarguen la serie y se queden con los derechos, o que sean coproductores. Pero en ese caso, el productor conserva el IP, está en el centro del negocio, es el propiciador. En 2014, cuando empezamos a plantear Hierro, eso era una rareza. Hoy por suerte no lo es».
Y se explayó en el viaje de la exitosa serie coproducida con Atlantique de Francia para Movistar+ y ARTE France. «De esa carencia y de mucha frustración surgió Hierro. No un europudding sino buscar una coproducción que funcionara desde el contenido. Seducimos a socios en España y en Europa desde una idea lo suficientemente singular, con un entorno lo suficientemente atractivo, que en el mercado europeo no se viera como local sino como único. Hierro valida un modelo».
Fidela Navarro insistió en la idea de que la coproducción es muy creativa. «Desde México hemos apostado mucho por buscar modelos. O dividimos costos y tareas, o uno lleva el liderazgo del desarrollo y el otro la financiación y nos dividimos la propiedad intelectual, o es la adaptación de un formato, u otras que se basan en la inversión».
La CEO de Dopamine ahondó en el caso de Supertitlán, «un caso único en Latinoamérica» por ser una coproducción con NBCUniversal para adaptar un formato suyo. «La financiamos en conjunto, buscamos ventanas y distribución internacional. Es otro modelo interesante».
También se refirió a «una vía que se ha abierto en América Latina para mantener más control», que son las grandes distribuidoras internacionales. «Antes vendíamos lo que otros producíamos, ahora solo lo que nosotros producimos. Ahora las distribuidoras están invirtiendo, coproduciendo, como una alternativa a las originales de las OTT».
«Que nada suene tan fácil como suena», advirtió al público Manuel Martí. «Es un modelo de negocio que cambia todo el tiempo. Hace cinco años era uno, hoy es otro. Las plataformas se hicieron grandes, los canales de aire se quedaron sin anunciantes y la ficción es muy cara, y los grupos de los canales de Pay TV se fusionaron y pasaron a crear sus propias OTT».
¿Entonces? «La idea tiene que ser muy buena, tiene que saltar del montón. Y si se quieren quedar con back end, no sueñen con ir con la plataforma. Vayan de menos a más. Busquen una primera financiación con fondos, una participación chica de un canal, otra chica de una plataforma, y así van a tener más control de la propiedad. Si el riesgo de los socios es bajo, asumen que es tuyo y molestan menos», aseguró el Head of Scripted Development de Fremantle. Como bien resumió Brendan Fitzgerald de Sony Pictures Television, a cargo de moderar el panel, «bet small and upgrade».
El acuerdo es un apretón de manos
Aunque los modelos puedan variar, todos coincidieron en que hay una gran clave necesaria para que una coproducción funcione: la confianza en el otro socio.
«La coproducción es un acuerdo entre personas, no entre empresas», sentenció Manuel Martí. «Esta es una industria muy chica, nos conocemos todos. La palabra es lo más importante que uno tiene. Darse la mano es sinónimo de cerrar un contrato, aunque los abogados me digan que no».
Alfonso Blanco apoyó la idea: «El motor principal es la confianza. Pero no se genera en una hora ni en un día, son muchos mercados, muchas reuniones. Picando piedra es posible. Yo llevo siete coproducciones en Europa y son todas distintas, cada una responde a una lógica».
«Es una carrera de resistencia, no de velocidad. Llega el que tiene más aire, no el que corre más rápido», completó Martí.