Movistar+ estrenará este viernes 28 de enero su serie original Todos mienten, su primera colaboración con el reconocido creador, guionista y productor Pau Freixas.
Para el resto del mundo, la serie será distribuida por la alemana Beta Film bajo el título internacional You Shall Not Lie.
A propósito de este estreno, Originals dialogó con Pau Freixas, que firma como creador y director de la serie.
¿Cómo definirías Todos mienten? La serie combina varios géneros…
Si, es un whodunit, un thriller y un cluedo. La serie presenta un misterio y el espectador está ahí para resolverlo. La idea es que se lo pasen bien intentándolo resolver. Pero también es verdad que hay una cosa muy particular en ese misterio. La serie no solo tiene tiene thriller sino que también tiene drama y un poco de comedia negra. Y tiene una cosa un poco frívola y fresca que hace que de repente te puedas reír en momentos concretos de una forma un poco agria. Ese es un poco el encanto de la serie yo creo.
El thriller siempre funciona, eso está claro. Pero, ¿cómo se puede innovar dentro de ese género y sobre todo sobresalir?
Es importante sobresalir, porque hay muchas series y hay que diferenciarse. Pero es verdad que a mi sobre todo lo que me pasa es que, como espectador, hay un momento en el que o el concepto es muy distinto o sino la sensación que tengo es que estoy cansado del thriller con trascendencia. Necesito que haya colores distintos así sea para volver luego a un thriller serio -y de vez en cuando me apetece mucho-. Pero también me gusta permitirme tener un thriller que también sea un juego, que haya en él algo divertido al verlo. Eso es algo que a mi me apetece como color y, como ya lo quería como espectador, a la hora de crear la serie me coloqué ahí.
¿Qué cree que tiene que tener un contenido para lograr trascender y estar en la conversación?
Tiene que conectar con el público de alguna forma, tiene que interpelarle. El espectador tiene que saber qué es lo que va a ver allí. Hay toda una promoción primero, claro, pero una vez que hace click, el espectador tiene que notar sobre todo que ahí hay verdad. Verdad en el sentido de que detrás hay alguien o un grupo de personas que están contando algo con el alma, que tiene corazón. Que no es un producto. Los productos ya no cuelan. Ahora necesitas una sensación de autoría, y no digo solo del director o del productor, sino también de los actores, sensación de implicación. Que estas viendo algo y digas ‘¡esto está hecho con el alma!’. Cuando no hay alma lo notas y cuando hay alma lo notas. Y cuando hay alma, por poco que te atraiga, te quedas ahí. Dices, esto es algo. Esto es algo que existe. No es un producto que me tiran para que yo me lo coma en casa, sino que realmente detrás hay un trabajo. Creo que esa es la clave. Obviamente luego está el gusto personal. Hay cosas que no te tragarás nunca por mucha alma que tengan.
¿Y que importancia tienen esos primeros 10-15 minutos del primer episodio para enganchar?
Claro, sí. Inevitablemente tienes en tu cabeza una esquizofrenia que es, por un lado, una cosa que está en el oficio y en mi caso en mi ADN. Yo soy un hijo abandonado por su padre con tres años y el abandono este lo tengo en el ADN. Y en mi caso es, si te hago una serie, aceptame. Quiero que guste, que atraiga. No me da igual lo que piensen.Pero también está en la industria el saber que la gente puede cambiar de canal muy rápido. Entonces cuando tu empiezas a construir el relato, combinas la energía que quieras que aquello tenga. No hace falta que sea un detonante escandaloso, que exploten 4.000 coches, pero que haya algo de la energía que enseguida te arrastre. Que tu empieces a verle y aquello no pare, te lleve, te lleve, te lleve. Esa sensación sí la tienes cuando estás construyendo el capítulo uno. Luego en el tres o cuatro, o incluso en el dos, ya puedes parar, no pasa nada, el espectador lo agradecerá, querrá saber más de los personajes una vez que ya entró en el relato.
¿Y eso se logra en Todos mienten?
Bueno, yo creo que sí. La serie se permite por un lado el género, el misterio, el juego, con ese humor negro en la primera parte y luego en la segunda parte se detiene y empieza a tener escenas donde habla de cosas con más profundidad. Y la serie, que parecía un poco frívola, de repente se pone a hablar de temas con los cuales creo que el espectador se sentirá interpelado. Y esto permite tener una línea de colores interesante.
¿Qué temas subyacen en esta serie?
Yo diría que el tema subyacente, el más claro, es el de las jaulas psicológicas que nos construimos a nosotros mismos. Cuando tienes aquello que siempre has deseado como una familia, una casa, un trabajo y te sientes insatisfecho. Esa sensación de no saber qué hacer. Ese conflicto entre la estabilidad y la libertad. Eso está en la serie, construido sobre todo a través de las familias, que es el tema que a mi más interesa. Entonces, habla de la familia y este conflicto que tienen los personajes, esas jaulas de cristal.
¿Algún crítico la ha comparado con Big Little Lies, cómo ves tú esa comparación?
Evidentemente es un universo de clase alta, con mujeres como protagonistas y un misterio. Entiendo la comparación, pero yo creo que nosotros estamos en otro código, donde el misterio y el puzzle tiene más presencia. Estás sospechando, estás jugando mucho más. En Big Little Lies lo tenían como un pequeño fuego lento que al final tenía sentido pero que durante el viaje estabas más por el retrato de ellas. Yo creo que aquí hay un equilibrio entre el juego y el misterio y el retrato de estos personajes. Y luego Todos mienten tiene una retranca de humor, que es lo que creo que hace el elemento diferenciador en el tono.