El cambio de paradigma de consumo, producción y distribución de televisión provocado por las plataformas de streaming ha traído consigo un fenómeno cada vez más extendido: nos interesan cada vez menos las largas franquicias, y más las series autoconclusivas.
Miniseries, series limitadas o event series: no hay consenso sobre qué diferencia esos términos, pero sí sobre qué se entiende por ellos. Son historias que comienzan y terminan en una temporada. Y aunque ampliemos el rango a dos o tres temporadas, nos referimos a series cuyo final está pensado desde el inicio, y las renovaciones no son algo buscado.
Existen desde siempre, pero ahora gozan de una demanda inédita. Y la tendencia se hace patente también en la ficción en español. Si hasta hace unos años los creadores se forzaban a pensar historias capaces de durar indefinidamente al aire, la realidad exige que prime todo lo contrario.
Para conocer distintas aristas del tema, ttvOriginals entrevistó a ejecutivos y creativos de algunas de las compañías más destacadas del panorama de producción de series de ficción en español: Javier Pons, director general de Globomedia y co-head de TV de The Mediapro Studio; José Miguel Barrera, director de Desarrollo de Negocios Internacionales de Dopamine; Diego Andrasnik, director de Producción de Polka; Montse García, directora de Ficción de Atresmedia TV; Domingo Corral, director de Contenidos de Movistar+; Emmanuelle Guilbart, coCEO y cofundadora de APC Studios (About Premium Content); Mariano Barroso, director de La línea invisible y actual presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España; e Iván Escobar y Sandra Gallego, showrunner y directora, respectivamente, de Vis a vis.
CON LA APABULLANTE CANTIDAD DE SERIES QUE SE PRODUCEN HOY, ¿SE PERCIBE MÁS DEMANDA DE SERIES LIMITADAS RESPECTO A LAS MULTITEMPORADA?
Emmanuelle Guilbart: Creo que sí. Hace unos pocos años, todos buscaban returning series. El hecho de que ahora haya tantas series lleva a la mayoría de nuestros clientes a buscar event shows, que no tengan tantos episodios y que puedan destacar.
Mariano Barroso: Como espectador, más que como director, creo que tenemos que saber cuándo se termina una historia. A veces ves episodios que no tienen razón de ser. El comprimir toda la historia en cuatro horas y media la vuelve mucho más convincente. La línea invisible, por ejemplo, no puede tener una segunda temporada, lo entenderéis cuando la veáis, es una event series.
Domingo Corral: En Movistar+ las series limitadas funcionan muy bien, y eso nos anima a continuar produciendo este tipo de contenidos.
Montse García: Creo que los dos formatos son igualmente atractivos, depende mucho de la idea de la serie, ya que unas se desarrollan mejor en un formato y otras en otro. Independientemente de esto, considero que por la cantidad de series disponibles y la rapidez con la que se producen los acontecimientos, el espectador prefiere contenidos que no le exijan mucho tiempo.
José Miguel Barrera: Sí, se percibe un aumento en la demanda de series autoconclusivas, de entre 6 y 8 episodios. La competencia mundial en el negocio del scripted y la dificultad para fidelizar, por tanto, a las audiencias, además de la disponibilidad más limitada en el tiempo del talento de escritura y actoral, nos empujan a un modelo más contenido en la duración de las historias.
En Dopamine creemos que hay espacio para todas las opciones: que depende del contenido. Hay series que necesitan más tiempo para la exploración de personajes y por el vínculo emocional que crean con la audiencia, y hay otras que son una deliciosa experiencia para consumir y, por así decirlo, «cerrar el libro». Nuestro ADN mestizo (español y latinoamericano) hace que nos sintamos cómodos desarrollando en largo y en corto también.
Dicho esto, sí estamos apostando por crear miniseries. Tal es el caso de Los niños de Morelia, codesarrollada en coproducción con Plano a Plano, y la serie antológica Cara B, una apuesta más arriesgada que supone el primer proyecto panamericano, un verdadero evento televisivo y social que aúna a los directores latinoamericanos de mañana con los actores más representativos de cada país, hablando de su tierra natal.
Diego Andrasnik: Es larga la tradición de miniseries o series autoconcluyentes, sobre todo se me ocurre recordar las grandes series de HBO (…) Y en esa tradición, estamos próximos a estrenar Entre hombres para HBO, un producto aún más singular tratándose de una serie de alto riesgo y hecha en nuestra región.
Me parece que hablar de una tendencia hoy, cuando es larga la tradición, es un tanto excesivo. Es cierto que en estos últimos tiempos de proliferación de series, la cantidad de formatos se han hecho más diversos y es más común encontrar series autoconclusivas. Como siempre, lo más importante es contar con creatividad y respeto por lo que estamos contando. Y que la narrativa encuentre su mejor formato.
Javier Pons: El consumo creciente de las series está cambiando los hábitos del espectador. La avidez del mismo y de las plataformas por alimentarlo pueden dificultar la proyección de series más largas, aunque no es una regla indiscutible.
Creo que no hay una estructura consciente de proyectar una serie en una temporada o más, sino que depende del género y sobre todo de la esencia misma de la historia y de los personajes. Si estos tienen una profundidad suficiente, una riqueza en matices y las tramas surgen con naturalidad, entonces la serie puede tener varias temporadas.
Iván Escobar: Estamos en un tiempo de la inmediatez, de lo exprés. Excepto tres o cuatro series emblemáticas, las series ahora duran una o dos temporadas. Existe cierta pereza vivencial al involucrarte en una serie de ocho o diez temporadas. Eso es cierto. Y también estamos viendo formatos como el de Quibi, con capítulos de 10 minutos, y otras series de 20 o 25 minutos, y creo que van a ir por ahí los nuevos formatos.
Por otro lado, hay plataformas que nos lanzan 20 o 30 series semanales. Es lo que han denominado el «efecto Louvre»: hay tanto que ver, que cuando llegas a La Gioconda te vas corriendo a casa porque te apabulla. Y, sin embargo, está el «efecto nostalgia»: recurrimos a nuestras series de toda la vida. En Globomedia se están reedificando conceptos como El internado y Los hombres de Paco… títulos que nos han acompañado en nuestra infancia, y cuyos universos nos recuerdan a cuando, no sé si lo éramos, pero nos creíamos mejores.
Sandra Gallego: Yo, sin embargo, creo que si Vis a vis hubiese arrancado hoy en Fox [canal de pago en España], con un formato de 45 minutos por episodio, en vez de cinco temporadas hubiéramos hecho diez.
DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA CREACIÓN, ¿QUÉ VENTAJAS Y DESVENTAJAS TIENE CREAR UNA HISTORIA CON UN PUNTO FINAL?
Diego Andrasnik: Dependerá de cada historia que uno quiera o necesite contar. No hablaría de ventajas o desventajas, sí de ser precisos en cuanto a nuestros objetivos. Tal vez el hecho de contar historias con un final definitivo nos permita tomar algunos riesgos que con series que apuesten a mas temporadas no tomemos. Y por supuesto, si tenemos una historia que se desempeña bien en una sola temporada es fantástico que pueda existir y no forzar narrativas para hacerla funcionar en más episodios o temporadas. En ese sentido, la proliferación de formatos y la aceptación por parte de las audiencias, te permite una cierta libertad creativa que se agradece.
Montse García: Una ventaja importante es que sabes dónde empieza la historia y cómo termina y esto te da una idea muy clara de cómo desarrollar las persones y la historia. Desventajas es, como en las novelas y en todas las buenas historias, no nos gustaría que se terminasen. Pero es bueno que haya un final y que el espectador se quede con una buena sensación de haber disfrutado una buena historia.
Javier Pons: La ventaja es poder acotar mejor el «viaje» vital de los personajes y de la propia historia. Se promueve una mejor narrativa orgánica sin tener que estirar la historia si esta no lo requiere.
José Miguel Barrera: Ventajas: planificación del trabajo y cierre del círculo. Al final todas las historias tienen un principio y un final. Desventajas: siempre queremos más. Y no hay nada más hermoso que una relación duradera con la audiencia.
¿A NIVEL DE PRODUCCIÓN: PROS Y CONTRAS? ¿QUÉ OCURRE CON LA RENTABILIDAD?
Diego Andrasnik: En los proyectos de alto nivel de valor agregado como los que estamos hablando, el hecho de hacer una temporada o más no modifica la rentabilidad. En todo caso hay ciertos elementos del desarrollo y puesta en marcha de un proyecto que si tienen largo alcance serán diseñados bajo este parámetro. Pero no es un objetivo ni un impedimento en sí mismo.
Lo más importante es que sigan existiendo diversos formatos, que todos puedan ganarse su espacio dentro de la amplia y variada oferta, y, como siempre, que el respeto por el producto, el profesionalismo y la creatividad sean los diferenciales.
Montse García: Las ventajas de una serie cerrada es que tienes el presupuesto medido, que encaja y puedes poner el acento con más certeza donde la serie lo necesite, buscando el equilibrio para que el resultado final sea el deseado por todos. Y la desventaja es que se cierra la posibilidad de ampliar la producción y de generar más trabajo. Normalmente, cuando haces una serie cerrada la rentabilidad es mucho menor.
Javier Pons: Si hay una buena planificación previa y un diseño de producción realista y ajustado al presupuesto, no hay ni pros ni contras. Lógicamente, algunos aspectos como la amortización de decorado, etc., pueden hacer mucho más rentable una serie con varias temporadas.
José Miguel Barrera: Cada tipo de proyecto tiene sus pros y contras. En términos de producción, la gran cantidad de rodajes y la escasa disponibilidad de actores y talento, en general, propicia modelos cortos. Una producción cerrada es, en principio, más sencilla. En términos de rentabilidad, siempre es más interesante tener una serie en antena cuanto más tiempo y más capítulos mejor. Eso es lo que nos dice la experiencia, aunque también existen proyectos «cortos» de gran rentabilidad.