Desde su creación, en abril de 2019, la oficina chilena de BTF Media no ha dejado de sacar proyectos adelante. Recientemente, dos de ellos han estado acaparando titulares.
Por un lado, la serie de ficción La vida de nosotras (antes conocida como Voces anónimas), uno de los proyectos protagonistas del pasado Sanfic Industria y que le mereció el premio de Conecta Fiction.
Por otro, la serie documental El estallido, que en seis episodios abordará la historia de Gustavo Gatica, el joven estudiante de Psicología que perdió sus dos ojos tras recibir disparos por parte de la policía chilena en el marco de las movilizaciones sociales de octubre de 2019 en Chile.
Sobre estos y otros proyectos, ttvOriginals dialogó con el director, guionista, productor y showrunner Hernán Caffiero, la cabeza de la oficina chilena de BTF Media.
Empecemos por El estallido. ¿Cómo viene este proyecto?
El caso de Gustavo Gatica sigue abierto. Así que seguimos filmando y siguiendo todo el proceso. El supuesto inculpado, un policía que fue encubierto por mucho tiempo, disparó unos 50.000 cartuchos a la gente que protestaba durante las manifestaciones. Es demencial. Bajo las normas internacionales de los derechos humanos, no existe la posibilidad de hacer un uso tan desproporcionado de la fuerza.
Gustavo perdió la vista. Más de 500 personas perdieron la vista. No puede ser casual. Varios expertos nos han contado que la ceguera se ha usado desde la antigüedad como acto de generación de terror en la población.
¿Por qué contar esta historia en formato de serie documental?
A través de la historia de Gustavo queremos hablar de temas mucho más grandes: de desigualdad, de impunidad, de violencia, del enriquecimiento ilícito, de corrupción. Y para todo esto un largometraje se nos quedaba corto.
Las series documentales de investigación, como Making a Murderer, The Keepers y todas las que vinieron, lo que hacen es enfrentar una estructura narrativa muy cercana a la ficción.
Para armar una curva dramática, la clave está en tener un conflicto y dosificar la entrega de información a medida que avanzan los capítulos, ir desvelándola de a poco. Eso nos permite mantener la atención del espectador hasta el siguiente episodio. Creo que ese es el gran hallazgo dentro del mundo documental.
Efectivamente nosotros estamos pensando en algo así para El estallido. Vamos a seguir el proceso judicial del caso de Gustavo Gatica, pero al mismo tiempo dotándolo de una emocionalidad propia de lo que nos entregan los personajes. Y eso es vital para que una serie perdure: uno quiere saber qué va a pasar con el personaje hasta el final.
¿Es una serie pensada para una audiencia global?
Totalmente. Esta serie no está pensada para los chilenos, sino para que se conozca la realidad de Chile en el resto del mundo.
Y para entender lo que pasó en el estallido de 2019 en Chile, uno necesariamente tiene que remitirse a la dictadura de Pinochet. Sin eso no se entiende. El dictador sale electo de forma democrática, pero fue una democracia pactada. Es un hombre que nunca es enjuiciado, y que cuando se jubila como militar, se autoproclama senador vitalicio de la República. Son 12 o 14 años en los que él continúa en el poder, amparado por los gobiernos democráticos. Hay que entender eso para entender por qué estalla Chile después de todos esos años.
Para eso haremos los paralelos entre lo que pasa ahora con lo que pasaba hace 40 años. Tenemos 180 horas de material de archivo inédito.
Estamos en conversaciones con distintas ventanas de exhibición.
También están muy avanzados con la serie de ficción La vida de nosotras. ¿En qué etapa se encuentra?
Vamos a filmar entre junio y julio. Esperamos poder estrenarla antes de fin de año.
Es un proyecto liderado por Bárbara Barrera, y en el que el 70% del crew son mujeres. Y no en los cargos típicos, sino en roles como la dirección, la dirección fotografía… a los que las mujeres han tenido difícil acceso.
Bárbara se ha encargado de hablar con las 16 personas víctimas o familiares de casos de violencia machista. buscamos establecer una radiografía de cómo se manifiesta esta violencia en distintas formas de la vida, como el noviazgo, el trabajo u otras áreas.
Es un proyecto que ha causado gran impacto. Ganamos la financiación del Fondo CNTV, estuvimos seleccionados en el Sanfic Industria 2021, y allí nos eligió Conecta Fiction para participar de su próxima edición.
Vamos a iniciar la preproducción pronto. Como son 16 capítulos cortos (5 a 8 minutos) y cada pieza tiene locaciones y personajes diferentes, nos permite armar un plan de rodaje más acorde a la pandemia.
Con esa duración de capítulos, ¿a qué pantalla apuntan?
Nosotros tenemos el proyecto anterior Una historia necesaria, que recibió el Emmy Internacional, que es sobre casos de violación a los derechos humanos durante la dictadura, y que tiene el mismo formato.
Creemos que existen proyectos pensados para audiencia, y otros proyectos de calidad que generan status e imagen de marca para los mismos exhibidores. Nosotros hacemos de todo, pero La vida de nosotras es del segundo grupo. Aun así, queremos darle la mayor difusión posible. Y existen algunos espacios interesantes. Por ejemplo, Disney tiene SparkShorts, que son cortometrajes de animación de Pixar que hablan temáticas de concientización. Eso nos demuestra que existe interés en este tipo de contenido.
Si bien maneja conceptos de la ficción premium, en La vida de nosotras presentamos un formato narrativo un poco diferente: partimos con un detonante que nos sumerge inmediatamente dentro de la historia. Además, hacemos una abstracción de la emoción que queremos proyectar, y en función de eso vamos construyendo el lenguaje narrativo y estético: un capítulo va a ser un plano secuencia, y otro desde un punto de vista onírico, por ejemplo. Hay un eje común, pero cada historia será representada de una manera distinta.
La audiencia está acostumbrada a ver videos de corta duración, con lo cual este contenido no le resultará ajeno. Se hace más complejo para los canales de televisión tradicionales, por la duración de sus parrillas. De todas formas, para esas ventanas también pensamos ofrecer la serie en formato de cuatro episodios de una media hora, compuestos por tres o cuatro piezas cada uno.
Otro proyecto con el que ganaron el fondo CNTV fue la serie de ficción Raza brava. ¿En qué fase está?
Para ese proyecto decidimos aplazar el rodaje por las condiciones y los protocolos sanitarios. Tiene que ver con las barras bravas, y un estadio no se construye con 20 personas en el set.
¿Otros proyectos de BTF Chile?
No puedo revelar mucho. Pero estamos trabajando en otra serie documental, también en un contenido de ficción con impronta latinoamericana, y colaborando en varios desarrollos a nivel global con las oficinas de BTF en Miami, México y España.
¿Cómo es el trabajo entre las distintas oficinas?
Es un trabajo muy sinérgico. Estamos todos conectados y permanentemente apoyándonos. Hay temáticas con las que nosotros tenemos experiencia por haberlas desarrollado previamente, y podemos ayudar a potenciarlas en proyectos de otra oficina.
Esa integración creo que es el gran plus, la impronta que le han puesto Ricardo Coeto y Paco Cordero a esta gran familia que es BTF. La meta de todos es generar contenidos no locales, sino regionales.
En un panorama con cada vez más fusiones y nacimientos de grandes grupos, ¿cómo se sobrevive siendo una compañía independiente?
La respuesta tiene que ver con la impronta que han puesto Ricardo y Paco. Ellos se han dado cuenta de que lo que siempre va a perdurar es el talento. Eso no tiene período de obsolescencia. Ellos apuestan a encontrar ese talento en diferentes puntos de Latinoamérica y a potenciarlo. Y así es difícil que BTF decaiga, porque siempre van a estar surgiendo proyectos que tienen detrás gente absolutamente capacitada para sacarlos adelante.
¿Y qué impronta aporta la oficina de Chile al resto de la familia?
Nosotros tenemos mucha experiencia en el terreno documental, y al encarar un proyecto de ficción, somos una productora que no concebimos la escritura desde Google. Nosotros vamos y metemos las patas en el barro. No es solo conocer a los personajes, sino respirar sus mundos, sentir y asimilar sus espacios.
Eso nos permite tener una identidad propia, y creo que es muy importante para el resto del grupo.