Con más de 30 series y 8 películas a sus espaldas, Daniel Écija es uno de los grandes nombres de la ficción española. Desde su joven productora Good Mood, el experimentado creador, showrunner y productor desmenuza para ttvOriginals la labor de fabricar series en 2021: el reto de crear marcas, ojo con el marketing de las plataformas, el complicado tándem ficción y TV abierta, y bastante más.
Daniel Écija no necesita presentaciones. Si existe consenso en que el éxito internacional que atraviesa la ficción televisiva española no es fruto de un día, al echar la vista atrás su nombre aparece como uno de los grandes culpables.
En 1993, con otros cuatro socios fundó Globomedia, que se convertiría en la gran factoría de series de España durante casi tres décadas, responsable de títulos como Águila Roja, El internado, Los Serrano, Los hombres de Paco, Aída, Médico de familia o Periodistas.
Y, tras terminar su etapa en la productora que hoy es parte de The Mediapro Studio, en 2017 Écija decidió lanzar Good Mood, que nace con la misma vocación con la que nació la primera: «Ser un sitio de encuentro, tremendamente diverso y libre, de gente que crea».
A pesar de llevar tantos años en una industria a veces marcada por la inestabilidad y la incertidumbre, Écija sigue hablando de la pasión, de levantarse feliz por la mañana por trabajar en este oficio, y cuenta con ilusión de niño los retos que afronta Good Mood, desde la que ya han salido cuatro series: El accidente, Estoy vivo, La valla y Deudas. De ellas y mucho más habla con ttvOriginals.
Empecemos por lo más actual. La cuarta temporada de Estoy vivo se estrenó en el prime time «adelantado» de La 1 de TVE, algo inusual para la ficción local. ¿Cómo evalúan el estreno?
Estamos muy contentos: la crítica muy a favor, la respuesta en redes descomunal, y sabemos que lideramos en diferido. Pero, sobre todo, muy contentos por la sensación de no decepcionar, por comprobar que la serie está tremendamente viva. Es una cuarta temporada y sabemos que la lealtad del público solo se gana con mucho trabajo.
El dato del directo [1,3 millones de espectadores, 7,9% de cuota de pantalla] habla del riesgo de apostar por competir con propuestas de programación horizontal muy asentadas en la audiencia, pero en ficción hay que buscar el acumulado. El año pasado Estoy vivo fue la serie más vista en diferido del trimestre.
¿La serie se verá también por Amazon?
Te diría que sí al 100%, pero es un acuerdo entre TVE y Amazon.
¿Qué opinas sobre que la ficción está condenada a desaparecer de la TV abierta?
Yo creo que la ficción va a estar muy viva siempre. Está claro que las plataformas es el sitio donde ahora está más cómoda.
Pero en el abierto y en el directo habrá que buscar un formato que haga que al espectador le sea menos atractivo verla en diferido. A lo mejor tenemos que pensar en una ficción que sea emitible en horizontal. El unitario se debilita mucho contra eventos, como los deportivos o realities. Si es lo que la TV abierta quiere, tendremos que hacer de la ficción un evento. Y tendremos que encontrar unos horarios más cómodos para verla.
Por ejemplo, estamos viviendo en España la erupción de la ficción turca, que es una ficción de abierto y va muy bien.
La ficción buena funciona en todos los sitios. Al espectador le interesa locamente. Creo que el debate no es sobre la ficción, sino sobre su formato y su pauta de emisión.
Una cuarta temporada es un bicho raro en estos tiempos, donde la tendencia es crear más series de menos temporadas.
Siempre hubo un conflicto con las ficciones buenas. Cuando algo es bueno, tú quieres que haya más. A todos nos gustaría que Friends tuviera más capítulos, y nadie tiene ningún conflicto con que The Crown o Juego de tronos tengan muchas temporadas. Todos queremos convivir con nuestros personajes de ficción si son buenos.
Pero hoy hay tanta oferta, que es más fácil hacer un evento marketiniano de pocos capítulos, así no tenemos que discutir si la serie es buena o mala.
Tomándonos muchas concesiones, ¿podríamos decir que es fácil hacer una buena primera temporada, lo difícil es continuar?
No. No es fácil hacer una buena primera temporada. Es fácil decir que viene una gran primera temporada, hacer cuatro capítulos, emitirlos todos juntos, convertir eso en un evento y en un fin de semana has hecho la labor.
Desde hace 25 o 30 años, el 80% de los estrenos de ficción en abierto fracasa: no tienen una segunda temporada. Y ese ratio sigue. La forma de hacerlo bajar es decir «que viene, no te lo pierdas, que viene, no te lo pierdas», montar una campaña tremenda, añadirle una cara, emitir los cuatro o seis episodios empaquetados y decir que no va a haber una segunda temporada. Con lo cual, todo huele a éxito.
Por ejemplo, hoy estamos analizando los datos del estreno de Estoy vivo, pero es porque fue en abierto y hay audiencias. Yo no puedo debatir hoy cómo fue el estreno de una serie de una plataforma, porque no revelan los datos.
¿Entonces no veremos desde Good Mood una serie de cuatro capítulos para una plataforma?
¡Al revés! Sería mucho más fácil. Lo difícil es hacer 52 capítulos. A mí me interesa todo mucho porque me parece que es maravilloso que hagamos tanta ficción. Lo que me preocupa es que empecemos a elaborar teoremas completamente falsos sobre la eficacia de las series. El marketing está para vender, pero hay que tener cuidado de no terminar contaminados los que no deberíamos.
Para mí, a menos que hablemos de una historia concebida para una sola temporada, una serie es un éxito cuando se gana su segunda temporada. A mí, personalmente, me gusta hacer series que puedan continuar, porque además hay que capitalizar el esfuerzo del equipo y de la cadena o la plataforma en el inicio, que implica un desgaste de energía bestial y una inversión económica y de ilusión muy grande.
Mi reto es generar y posicionar marcas, y que a partir de la calidad y el trabajo generen una confianza en el espectador. Y, por lo tanto, se conviertan en un activo muy grande para las cadenas y plataformas.
Otra posibilidad es revivir marcas que ya existían, que es maravilloso y en España lo estamos viendo.
¿Cómo ves estas vueltas de series como El internado o Los hombres de Paco, creadas por ti?
Me encantan las vueltas. Son marcas que todavía están en el alma y en la mente de los seguidores, con lo cual veo muy acertado que hagamos reboots.
Ya lo que no me parece tan acertado es que en algunos casos no estén los showrunners originales de las series. Las marcas se van a resentir. Las series retratan a sus líderes, son extensiones de ellos. Es imposible que reproduzcan las mismas emociones.
Entiendo también que administrativamente es muy complicado, porque los creadores no tenemos derechos ni propiedad intelectual sobre nuestras creaciones, lo cual abre otro debate muy importante…
¿Qué hace falta ahí?
Necesitamos que nos protejan los legisladores y los gobiernos. Estamos viviendo un comienzo de era, con la llegada de grandes distribuidores con una capacidad económica muy bestia, y hay que proteger la propiedad intelectual de los creadores.
Pero está todo muy nuevo. Nos faltan unos años para valorar y sacar conclusiones. Creo que en un tiempo veremos que, para que conecten con el espectador, los contenidos van a haber cambiado poco, van a necesitar lo mismo que en los años 50.
Estoy vivo es una coproducción entre Good Mood y Globomedia (The Mediapro Studio). ¿Cómo ven el nacimiento de los grandes estudios?
Lo vemos como buenas noticias. Hay mucho dinero, hay grandes distribuidores y hay una gran industria. Todo son extraordinarias noticias para los que creamos y producimos contenido. Yo estoy loco por trabajar con todos y para todos.
Lo que pasa es que hay que ordenarlo. Cada seis meses parece que cambian los paradigmas de lo que funciona y lo que no, y hay que esperar a que las aguas se templen un poco. Como en la vida propia, hace falta una armonía y un equilibrio.
¿Tienen planes de coproducción internacional? ¿Qué papel juega Mediawan, socia mayoritaria de Good Mood, en esto?
Ahí vamos locos también, no nos da la vida. Pero en Good Mood nos preocupa mantener una dimensión, y en este negocio a veces eres mejor si aprendes a decir que no. Queremos que lo que abordemos lo hagamos con las máximas garantías.
Dicho esto, ¿coproducción? Sí. Es muy importante el papel de Mediawan en la compañía, porque nos ayuda a encontrar compañeros de viaje. El hecho de que tenga propiedad en otras productoras, sobre todo europeas, nos va a hacer muy fácil la búsqueda. El sentido de la participación de Mediawan en Good Mood es hacer posible más proyectos y darnos músculo económico ante la posibilidad de tener que abordar proyectos más grandes. Nos ayuda a darle alas a la creatividad, a volar más libremente.
Espero que América Latina no quede fuera de esa ecuación…
¡Imposible! Culturalmente tenemos mucho en común, y yo personalmente estoy muy ligado a Latinoamérica, así que ya llegará.