Se trata de un nuevo programa para el prime time del canal, que mantiene la esencia del original, pero con un objetivo más amplio y ambicioso, presentado por Jesús Calleja.
Tras diez temporadas recorriendo España con su helicóptero en Volando voy, Jesús Calleja da un paso más en su empeño por visibilizar la vida en los pueblos y ayudar a sus gentes con Volando voy, volando vengo, un nuevo programa para el prime time de Telecinco que mantiene la esencia del original, pero con un objetivo más amplio y ambicioso: transformar las realidades de los lugares visitados y mejorar la vida de quienes más lo necesitan, o incluso de todos sus habitantes.
Y para ello, lo primero que se ha renovado ha sido el helicóptero del programa: el mítico Robinson R44 deja paso a un Airbus AS350 B3, más grande, potente y seguro. Más allá de una mejora en lo visual y el diseño de producción de cada entrega, esta evolución técnica ha dado lugar a momentos de gran emoción inéditos en el programa, en los que Calleja ha podido volar con hasta seis personas a bordo.
Realizado en colaboración con Zanskar Producciones, Volando voy, volando vengo se enfrenta en cada una de sus siete entregas a retos concretos con impacto real en la vida cotidiana de los vecinos de cada lugar.
En la primera de ellas, una de las más emotivas de la temporada, Calleja viaja hasta Sot de Chera, un pequeño municipio de la sierra de Valencia cuya playa fluvial y paseo, eje vertebrador de la vida social y motor turístico y económico del lugar, fue arrasado por la DANA el pasado mes de octubre. Tras la riada, ese punto de encuentro y expansión de todos los vecinos dejó de existir, abocando al pueblo a la desaparición.
Además de los destrozos materiales, la tragedia se cobró la vida de dos vecinos, padre e hijo, bajo la mirada de la esposa y madre de ambos, una de las protagonistas del programa. Con la implicación de los habitantes del pueblo y de decenas de voluntarios llegados desde localidades próximas, Volando voy, volando vengo llevará a cabo una espectacular reconstrucción de las zonas devastadas, devolviendo a Sot de Chera no solo una nueva perspectiva, sino la esperanza a toda la comunidad.
«Queríamos seguir conociendo pueblos, gentes rurales, y también ayudar… y este año podíamos hacerlo a lo grande. Los espectadores se van a sorprender mucho cuando vean las transformaciones que hemos hecho. Pero no lo hacemos solos. Nosotros iniciamos una inercia a la que se une la gente para arrimar el hombro», explica Calleja.
Tras su paso por Sot de Chera, Volando voy, volando vengo continuará su recorrido por otros seis enclaves del territorio español en los que el compromiso con la ayuda a las personas marcará de nuevo cada misión. En La Albufera de Valencia, el programa contribuirá a la reapertura de un restaurante familiar arrasado por las inundaciones; en la Sierra de la Demanda (Burgos) la solidaridad vecinal será clave para acondicionar la vivienda de Martín y Félix, dos hermanos de avanzada edad y escasos recursos; en Horcajuelo de la Sierra (Madrid) se rehabilitará la casa de Julia, trabajadora social muy querida en el pueblo, que tras volver a la localidad para cuidar de su padre durante la pandemia, decidió quedarse; en Costa Quebrada (Cantabria) el club femenino de fútbol de Suances contará por fin con unos vestuarios dignos gracias a una construcción colectiva; en el Concejo de Llanera (Asturias) el programa colaborará con el proyecto de coliving Axuntase para crear un gran espacio común que refuerce el tejido social entre los nuevos y antiguos habitantes de la zona; y en O Grove (Pontevedra) se reacondicionará un centro social para mayores.