El desafortunado timing de lanzamiento de la disruptiva app de videos para móviles, en plena pandemia, le está pasando factura. Según Sensor Tower, solo el 8% de quienes comenzaron los 90 días de prueba gratuita se convirtieron en suscriptores.
Los malos pronósticos continúan para Quibi, la innovadora plataforma de videos para móviles creada por Jeffrey Katzenberg, que nació con casi US$ 2.000 millones en financiación y prometiendo revolucionar el mercado de consumo audiovisual.
Pero en esa historia de éxito no existía una pandemia global. La app ideada para ver contenidos cortos en tiempos muertos o durante desplazamientos, se lanzó al mundo el 6 de abril, cuando el mundo entero estaba encerrado en sus casas.
Y ahora, según estima la compañía de análisis Sensor Tower, de los 910.000 usuarios que descargaron la app en los tres días siguientes al lanzamiento, solo 72.000 se convirtieron en suscriptores de pago al terminar el período gratuito de prueba de 90 días.
Estos datos significan que la tasa de conversión ronda el 8%.
Sin embargo, si bien no es una gran cifra, tampoco es tan mala como puede parecer. Disney+, por ejemplo, logró que el 11% de quienes probaron la plataforma se convirtieran en suscriptores pagos, de acuerdo con Sensor Tower.
Quibi, además, ha puesto en duda las estimaciones de la firma analista. Un portavoz aseguró a varios medios estadounidenses: «Hasta la fecha, más de 5,6 millones de personas han descargado la app Quibi (…) y estamos viendo una excelente conversión a suscriptores pagos, tanto entre nuestras suscripciones de 90 días de prueba gratuita a partir de abril, como en nuestras suscripciones de 14 días de prueba gratuita a partir de mayo y junio».
De todos modos, las proyecciones de Quibi eran conseguir 7,5 millones de suscriptores pagos durante su primer año de vida, un objetivo que ahora parece muy lejano de conseguir.
En entrevista con The New York Times días después de conocerse los primeros datos de usuarios activos tras su lanzamiento, Jeffrey Katzenberg tuvo claro a quién culpar: «¿Es la avalancha de personas que queríamos y esperábamos? La respuesta es que no. No es lo que esperábamos. No está ni cerca de lo que esperábamos. La culpa de todo lo que ha salido mal es del coronavirus. De todo».