Internacional

Netflix: omitir intro y dar vuelta el mapa para analizar su estrategia con el deporte en vivo

Luego de The Netflix Slam, con Nadal y Alcaraz, el gigante del streaming anunció la pelea de boxeo entre Jake Paul y Mike Tyson. ¿Cómo debemos analizar estas incursiones de Netflix con el deporte en vivo?

No terminamos de guardar las raquetas en el bolso luego del The Netflix Slam, con Rafa Nadal y Carlos Alcaraz en Las Vegas, que ya el gigante del streaming nos invita a ponernos los guantes para otro acontecimiento en vivo: Jake Paul vs. Mike Tyson. Una celebridad de internet que se transformó en boxeadores enfrentará a un boxeador que se transformó en una personalidad de la industria de los medios. Netflix pondrá nuevamente en pantalla la marca de agua que dice “en vivo”.

Paul y Tyson pelearán en Arlington, Texas. Será el 20 de julio, un sábado por la noche, que es cuando el boxeo y la televisión construyeron una alianza provechosa y que durante décadas dominó el ecosistema deportivo de la industria con la creación del pay per view en los años ochenta. Netflix pondrá ahora toda la potencia de su streaming para montar otro espectáculo deportivo propio y ocasionalmente volver a ser una plataforma que ofrece un contenido en vivo.

Primero un torneo de golf de atmósfera divertida entre golifstas y pilotos de Fórmula 1. Luego una exhibición de tenis con celebridades en los palcos principales. En julio una velada de boxeo y en 2025 serán los combates extravagantes de la WWE, organización con la que firmaron un contrato a diez años.

¿Cómo debemos analizar las incursiones de Netflix con el deporte en vivo? La primera sensación es que como espectadores pareciera que formamos parte de un experimento, un work in progress, en el que la plataforma parece estar en plena investigación sobre comportamientos, seguimiento de los contenidos y una nueva manera de presentar un show que tiene al deporte como insumo. Estamos del lado total del sportainment y menos en el universo donde las competiciones transmitidas por TV impactan luego en tablas de posiciones, puntos del ranking o vueltas olímpicas.

Una señal clara es que Netflix nos presenta al deporte como un formato de TV show donde puede controlar cada parte del proceso, pero con una característica que es intrínseca al deporte y lo hace único como fenómeno: es una historia de la que ni Netflix conoce el final. Ese concepto fue utilizado para promocionar el partido de Alcaraz y Nadal: “Nadal vs. Alcaraz, el primer final que no tenemos escrito”

The Netflix Slam fue un partido de tenis clásico. De los que ya vimos muchos si seguimos al tenis como entretenimiento además de cómo un generador de noticias. Pero Netflix le dio una calidad cinematográfica al contenido. Fue un partido de tenis con calidad fílmica, pero dentro de los parámetros de una convención. Netflix ya había aclarado eso cuando busco diferenciarlo de la experiencia The Netflix Cup, el evento con golfistas y pilotos de auto.

Otro dato para destacar es que el match entre Alcaraz y Nadal se comportó como un auténtico contenido en vivo: casi no tuvo comportamiento long tail con el correr de los días. Se encendió y se apagó, como sucede con los eventos que tienen su valor por el vivo.

Según datos de FlixPatrol que ofrece algunas métricas de consumo, The Netflix Slam estuvo como show en el top ten en los siguientes paises:
Argentina #8
Bolivia #10
Canadá #10
Ecuador #10
Francia #10
Estados Unidos #7

En España fue número #1 el domingo del estreno, #5 el lunes y #7 el martes

Las propiedades deportivas, quienes negocian derechos de transmisión de competiciones y también generan contenidos basados en esas competencias, siempre tuvieron expectativas sobre el desembarco de Netflix en el deporte. Lo cierto es que Netflix hace tiempo que está en el deporte, pero no termina de jugar el juego que todos esperan con el streaming en vivo como una compañía lanzada a comprar derechos. Eso no sucede. No sabemos si no sucederá nunca.

Es acá donde es preciso dar vuelta el mapa de las transmisiones en vivo del deporte. Porque esa es la visión que tiene Netflix con su actual aproximación hacia un tipo de contenidos que es novedoso para su conocido modelo de negocios: «Mientras que la mayoría de las otras cadenas tienen programación en vivo y programación documental como una extensión, nosotros lo estamos viendo un poco al revés», dijo Gabe Spitzer, VP de Deportes de No Ficción de Netflix ante una consulta de Sportico. Ya el nombre de su cargo define la línea de trabajo de la plataforma con el deporte en vivo.

Cuando damos vuelta el mapa de Netflix, observamos que es como lo cuentan. Drive to Survive, la serie que inventó un formato para el deporte que Netflix diseña como nadie, ofrece la sensación de ver deporte en vivo sin que lo sea y además le permite a Netflix la explotación de ese contenido long tail como pasa con las series y el cine.

Ya con la sexta temporada lanzada, en 2023, las visualizaciones de las cinco temporadas anteriores siguen funcionando con una contundencia que asombra. Veamos más números de FlixPatrol sobre horas de visualización de Drive to Survive solamente en 2023. Recordemos que la serie fue estrenada en 2019:
Season 1: 13.6 millones de horas
Season 2: 9.2 millones de horas
Season 3: 9.4 millones de horas
Season 4: 13.7 millones de horas
Season 5: 90.2 millones de horas

Drive to Survive se convirtió en el genérico de las series deportivas. Cada organización quiso la suya propia. Asi es como vinieron Break Point (tenis), Full Swing (golf) y shows similares sobre ciclismo, rugby y fútbol. El impacto de este tipo de producciones no es parejo: tras el match Nadal-Alcaraz se supo que Break Point fue cancelada luego de dos temporadas que no movieron la aguja. Ahí radica otra de los activos de Netflix: su oferta de contenidos moldea la agenda de conversación del mundo del entretenimiento. Break Point no alcanzó ese umbral.

Pero la factoría no se detiene. Si omitimos intro, veremos rápidamente que Netflix también está creando su propio guión con respecto al deporte un vivo. 

Con un final que probablemente todavía no conozcamos, y quizás, ellos tampoco.

Bitnami