La NBA se prepara para vender sus derechos por diez años con algunas ideas nuevas, como la potencial inclusión de los juegos de la WNBA, en alza gracias al impacto de Caitlin Clark.
El próximo ciclo de venta de derechos domésticos de NBA es uno de los asuntos que mayor expectativa genera en el mercado norteamericano y las derivaciones que puede tener para la transmisión global de la liga, en su propia OTT (NBA League Pass) y sus socios de medios para la región. Hay varios datos que pueden hacer de esta negociación un caso de análisis sobre la marcha de los negocios deportivos.
NBA y WNBA están analizando vender los derechos de forma conjunta. Esta revelación la dio a conocer el portal Sportico, especializado en noticias de negocios en el deporte. La oferta de juegos en vivo del básquet masculino y femenino de Estados Unidos cubriría la totalidad del año bajo un mismo paraguas de derecho: NBA abarca 260 días del año y WNBA un total de sesenta días que casi no se solapan entre sí.
NBA tiene abierta hasta finales de abril una ventana de negociación exclusiva con sus actuales socios de transmisión: Disney/ESPN y Warner Bros. Discovery. Una de las cosas que NBA quiere saber es cómo funcionará la nueva plataforma que ESPN, WBD y Fox Sports anunciaron para finales de este año.
Las compañías tecnológicas como Apple, Google y Amazon generan expectativa sobre una posible compra de derechos. NBA ya tiene sus acuerdos de patrocinio y alianzas con YouTubeTV y desarrolla sus contenidos para las gafas inmersivas de Apple, pero la incógnita mayor es si finalmente las techies no intentarán quedarse con una tajada del pastel que hasta ahora nunca mordieron.
Estimaciones de mercado proyectan un ciclo de ventas de 10 años que podrían alcanzar los 75 mil millones de dólares, todavía algo lejos de la marca de los 100 mil millones de dólares que consiguió NFL con la venta de sus derechos hasta 2031, hace casi tres años.
Los negocios de los derechos se mezclan con los cambios culturales y de preferencias de las audiencias. El básquet norteamericano universitario acaba de vivir un fenómeno único: la final femenina del NCAA tuvo 20 millones de espectadores en TV, siendo el partido de básquet de mayor audiencia desde 2019. Eso incluye los partidos de NBA.
Ese interés masivo, entre otra cuestiones, está apalancado en la figura de Caitlin Clark, jugadora de Iowa que ahora ocupa el primer lugar del draft para el equipo de Indiana. Es decir, el pase al profesionalismo de Clark es esperado con mucho entusiasmo por parte de los aficionados. Clark es un fenómeno de audiencias, fidelidad e identidad por parte de la Gen Z en Estados Unidos y ya ha sido bautizada como “la Taylor Swift” del básquet.
La venta conjunta de derechos se apoya en el aumento de la audiencia por el básquet femenino y universitario, en un encuentro donde nadie sabe a ciencia cierta cual fenómeno impulsa al otro. Lo cierto es que la NBA ha logrado inversiones en la WNBA por más de 75 millones de dólares por parte de las franquicias y esa liga ahora está valorada en 1.000 millones de dólares.
Adam Silver, comisionado de NBA, también quiere poner sobre la mesa todos los desarrollos tecnológicos, inversiones en inteligencia artificial y financiamientos de proyectos de startups cuando sea el momento de negociar los derechos. Busca que los compradores no solamente «compren partidos», sino un concepto deportivo de evolución que va más allá del juego en vivo.
La pirámide de ingresos de la NBA por sus derechos de transmisión la ubican como la segunda liga profesional que más ingresa luego de la NFL. Con estos datos:
1998-2002: 615 millones de dólares pagados por NBC y Turner.
2002-2008: 765 millones de dólares pagados por ESPN y Turner
2008-2016: 930 millones de dólares pagados por ESN y Turner
2016-2025: 2.700 millones de dólares pagados por ESPN y Turner.
NBA tiene una propuesta inclusiva y atractiva para los socios de transmisión del nuevo ciclo de derechos. Al incorporar a la WNBA en su oferta de contenidos, le daría a las plataformas de streaming un activo muy valioso para que puedan explotar con su masa de suscriptores.
Vender esos contenidos de manera conjunta también pone a la NBA en un lugar de innovación y vanguardia, dándole valor al deporte femenino dentro de su propuesta original. Una demanda acorde a su audiencia, la más joven que tienen los deportes norteamericanos y que saben apreciar esta clase de iniciativas.
Si NBA quiere ir por el primer puesto que tiene NFL, el futuro de las transmisiones es difícil de imaginar sin una participación de las compañías tecnológicas dentro del ecosistema.