El presidente de Brasil Jair Bolsonaro señaló que la Agencia Nacional de Cine de Brasil se deberá someter a un filtro o de lo contrario será cerrada o privatizada.
Pocos meses después de que una decisión del Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) paralizara la actividad de la Agencia Nacional del Cine (Ancine), la agencia dedicada a financiar e impulsar la industria audiovisual brasileña vuelve a estar en el foco de la polémica en Brasil.
Esta vez, a raíz de unos comentarios del presidente Jair Bolsonaro, quien opinó durante el balance de sus primeros 200 días de gobierno que Ancine se deberá someter a un filtro y deberá ejercer un mayor control cultural.
De lo contrario, advirtió, Ancine podría desaparecer.
«Va a tener un filtro ya que es un órgano federal. Si no puede tener un filtro, extinguiremos Ancine. La privatizaremos, la pasaremos a otras manos o la extinguiremos», señaló el mandatario, quien criticó que la agencia apoye películas que «hacen activismo».
A modo de ejemplo, Bolsonaro citó la película Bruna Surfistinha, de 2011, apoyada en su momento por Ancine. La misma está basada en las memorias de una prostituta brasileña, que también inspiraron la serie de FOX, Llámame Bruna.
«No puedo admitir que con dinero público hagan películas como las de Bruna Surfistinha», explicó Bolsonaro.
Sus comentarios ya están siendo tildados de censura por varios medios, políticos y productores en Brasil.
Ancine destina unos 300 millones de dólares al año a la industria audiovisual en Brasil, tanto al cine como a la TV. Con sede en Río de Janeiro, depende del Ministerio de Ciudadanía.
Pero como parte de su plan de ejercer un mayor control sobre la agencia, Bolsonaro reveló que decretará el traslado de sus oficinas a Brasilia.
Además de Ancine, el mandatario acaba de decidir por decreto la reducción a la mitad del número de participantes de la industria del cine y de la sociedad civil en el Consejo Superior de Cine, que quedará conformado ahora por siete ministros y cinco miembros del sector y de la sociedad civil. En los hechos, el Gobierno tendrá la mayoría y el control.
Además, transfirió al Consejo Superior de Cine desde el ámbito del Ministerio de Ciudadanía al de la Casa Civil, que depende de Presidencia.