El fenómeno de Hierro catapultó a nivel internacional la reputación de Portocabo, como una productora inteligente y sutil al contar historias y eficiente al llevarlas a la pantalla. Alfonso Blanco, la cabeza detrás de la compañía gallega, habla con ttvOriginals de expectativas, de proyectos y del camino de salvación de las productoras independientes frente a los movimientos de concentración del sector audiovisual.

En pleno arranque de su tercera «producción pandémica», como la define su director general Alfonso Blanco, la productora Portocabo se encuentra en gran estado de forma.

En marzo de 2020, la explosión de la crisis sanitaria los encontró rodando la segunda temporada de Hierro, la multipremiada serie que puso a la compañía gallega en el mapa internacional, y tras un parón de dos meses y de convertirse en la primera ficción española en retomar grabaciones bajo un estricto protocolo, este viernes 19 de febrero los nuevos episodios se estrenan por Movistar+. Y el espectador no notará ni una pizca de todo ese estresante periplo.

Previo al esperado estreno de la segunda entrega del thriller judicial, ttvOriginals dialogó con Alfonso Blanco, quien desde la oficina de Coruña relató en qué está la productora y su interesante visión acerca del efervescente panorama actual de la producción audiovisual.

¿Cómo está siendo este comienzo de 2021 para Portocabo?

Hemos empezado estos días a rodar la segunda temporada de Auga seca, coproducción con RTP de Portugal. Es nuestra tercera producción pandémica, después de la segunda temporada de Hierro, que se estrena ahora, y de nuestra primera película, la comedia Cuñados, que llegará a salas en abril. Un arranque de año loco.

Cuando nos reorganizamos después de la pandemia, nuestro año pasado era muy bueno, muy consolidado, con tres proyectos. Pero terminamos tan desbordados con Hierro y con Cuñados, que decidimos aplazar Auga seca -que estaba planificada para octubre- a febrero. Pensamos que para entonces ya la situación estaría controlada. La realidad no ha sido así, pero nos lanzamos a la piscina. Tenemos derechos de antena comprometidos, en este caso con HBO, con TVG y con RTP, y nos arriesgamos a que salga todo bien. Yo ahora estoy en Coruña y estoy yendo y viniendo a Vigo, donde está la burbuja del rodaje.

Auga seca

Eso sí, a diferencia de Hierro y Cuñados, donde salvamos bien las historias, aquí sí que hemos tenido que adaptar un poco el guion. Tocó reescribir para para minimizar riesgos.

Hierro fue la primera producción española en retomar rodaje tras el parón de la pandemia. ¿Cómo fue tomar esa delantera?

Como sabes, el periplo fue que empezamos el rodaje, nos pararon por la pandemia y meses después volvimos. Al volver, la verdad es que fue muy duro porque había mucho miedo. Era todo nuevo. Fuimos los primeros en debutar con un protocolo tan estricto. Fueron cuatro meses aislados allí, literal, sin poder ver familia y sin poder salir a otras islas. Fue una especie de Gran Hermano a lo bestia.

Pero después en la isla fue todo fenomenal. Éramos privilegiados, porque estábamos currando cuando otra gente no podía. Incluso después, cuando a partir de julio se reactivaron en España los rodajes, eran muy restrictivos. En cambio nosotros no teníamos ninguna restricción dentro de la isla, porque allí no había Covid y fuimos muy rigurosos en el protocolo. Todos los que estábamos podríamos trabajar normalmente.

Rodaje de la segunda temporada de Hierro

Y siempre cuento que después de hacernos todos el PCR y dar negativo, estábamos aislados en un hotel, y nos llegó una carta que decía: «Podéis funcionar como una unidad familiar». Éramos una familia.

Hasta que en agosto, cuando nos quedaban tres semanas de rodaje, abrieron el turismo. Y publicitaron El Hierro como una isla Covid-free. Fue un aluvión de turistas, la isla se colapsó. Ya sabíamos: el virus iba a llegar. Y llegó. El primer caso saltó cuando quedaban cuatro días de rodaje. Yo me quería morir. Hicimos reunión con todo el mundo: dónde habéis estado, si habéis salido, con quién habéis tenido contacto. Hablamos con las autoridades sanitarias para ver dónde estaba el caso… Pero tuvimos final feliz. No nos tocó. Nos fuimos rozando el palo, y a los pocos días apareció el primer brote en El Hierro, de unos 40 contagios.

Pero, en medio de la pandemia, la serie la pudimos rodar tal cual. Lo que quisimos hacer lo hicimos. Yo veo los capítulos y se me saltan las lágrimas.

Hierro fue todo un fenómeno a nivel de crítica y premios. ¿Hay presión con el regreso?

Sí, incluso antes de empezar. Fue nuestra puesta de largo y el desafío es que no pareciera flor de un día. La segunda temporada no podía bajar el nivel. Nos lo curramos mucho, y yo creo que está a la altura. La temporada responde a las expectativas.

Hemos hecho lo que queríamos hacer, que es algo que pocas veces se puede decir. La apuesta por que sonara auténtico, por actores canarios, por la conexión con la isla, por trabajar antes los arcos de los personajes que los giros del thriller… Toda esa apuesta, que costó tanto vender, valió la pena.

¿Veremos seguir la historia en una nueva temporada? ¿O hay que saber parar?

Todavía no te lo puedo contar, pero ahora mismo hemos conseguido un estatus que nos costó mucho conseguir. Hemos pasado de ocho capítulos a seis en la segunda temporada, nos estamos pudiendo permitir unos lujos creativos y a nivel producción, con la complicidad de Movistar y de ARTE, que yo soy más determinar en alto. Y esta segunda termina muy bien. Ahí lo dejo…

La jueza Candela Montes (Candela Peña) en Hierro

Portocabo tiene proyectos -realizados o en desarrollo- en coproducción con Francia, Portugal, Alemania, Inglaterra… ¿Para cuándo uno con Latinoamérica?

La coproducción está costando. Tenemos Weiss and Morales con Alemania, seguimos con Francia, tenemos un proyecto con Inglaterra… pero va lento. Probablemente alguno de estos proyectos estaría ya en marcha, pero la pandemia ralentizó todo. Con esos proyectos estamos ahora prácticamente donde estábamos en marzo de 2020. Ha habido un parón como de casi un año y ahora se están retomando.

Nuestro objetivo para 2021 era lanzar Latinoamérica… Pues no sé si será 2022, pero yo creo que lo voy a conseguir. Es cierto que probablemente el acuerdo sea más con alguien panregional que con un territorio solo. Por ahí estamos trabajando. Con la coproducción hay que ser pacientes.

¿Qué peculiaridades tiene coproducir con América Latina?

Digan lo que digan, España y Latinoamérica no tenemos un hábito televisivo de coproducción. No lo tenemos. Yo creo que Hierro contribuyó a normalizar la coproducción de España con Europa, y ahora ya hay varias. Y, con América Latina, la coproducción televisiva es una criatura que acaba de nacer. Un proyecto como Inés del alma mía sin dudas va a ayudar.

La coproducción cuesta. Determinados canales se tienen que acomodar y ceder. Hasta ahora México, Brasil, Argentina, España producían internamente. Las coproducciones internacionales reales siguen siendo una rareza. Pero el mercado ya está abierto y ahora ya es imparable. Cada año van a aumentar.

¿Cómo ve Portocabo las concentraciones de grupos y el nacimiento de grandes estudios de producción en España?

A nosotros lo que nos hace transitar mejor es que somos generadores de contenido que el mercado demande. Eso nos da una pequeña ventaja. Pero es cierto que si quieres crecer, en el mundo en el que estamos… Yo no tengo el músculo, ¡no vengo de familia noble! Nosotros también hemos tenido que asociarnos con un grupo, Banijay, pero manteniendo el control de la compañía.

¿Cómo surge la alianza con Banijay?

Una vez que tenemos el éxito de Hierro, surge el interés de muchos grandes players y grupos. Y como tengo varias novias, pues puedo marcar mis condiciones. Tuve esa esa suerte de tener ese éxito cuando más lo necesitaba. Y eso me da esa libertad: tengo cierto músculo, porque en mi accionariado está Banijay, pero mantengo el control de la sociedad, de la marca y de la línea editorial. Entonces tengo la situación ideal. Nuestra experiencia con Banijay es súper positiva.

Rodaje de Cuñados, primer largometraje de ficción de Portocabo

Los que están puramente independientes lo están pasando mal, porque es cierto que terminas haciendo service. Es también el riesgo de que las plataformas crezcan muchísimo. Yo estoy encantado, y estamos ahora colaborando en desarrollos y demás, pero tiene su peligro también, porque terminas haciendo producción por encargo.

¿Qué papel deben asumir las productoras para convivir con estos grandes grupos?

Al final, los generadores de contenido seguimos siendo las productoras. Todos esos monstruos necesitan de talento. Entonces la clave es que las productoras pequeñas o medias siempre van a tener esa arma. Es cierto que te pueden apretar más, intentar cogerte en exclusiva, pero al final sin nosotros, sin Álex Pina, sin Albertos Rodríguez… pues no hay nada que hacer. Así que yo espero que sean lo suficientemente inteligentes para seguir mimando el talento.

Lo normal, en un mundo ideal, sería que haya grandes grupos -como las grandes majors americanas-, pero que el showrunner y el talent sigan teniendo su sitio. Yo creo que es posible.

Sigue siendo el momento dorado de la tele, y yo creo que estas alianzas son para competir mejor en un mercado tan global. Antes una empresa española podía competir en España, pero ahora tiene competir en el mundo, con lo cual tiene que hacerse grande también. Yo creo que está bien así, soy optimista.

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